El apellido de tus amigos no te hace más importante!

Siempre me ha parecido curioso que mis amigos de “alta alcurnia”, y todos los “alta-alcurnia wannabes”, se refieran a sus amistades en conversaciones utilizando nombres completos. Por ejemplo:

-       Estaba el otro día jugando golf con Stephan Wolderne... no sé qué jodidos, lo conoces?
-       No, no lo conozco.

Aunque al parecer por lo pomposo del apellido debería conocerlo.

-       Es el hijo del cuñado de la hermana del ex-vice ministro de relaciones exteriores que estuvo cuando Ubico fue presidente.

Si pueeeees, ahora que mencionas todo el árbol genealógico del susodicho ya sé quién es!

-       Ahhh…. No, fijate que no lo conozco.

Y para serte honesto pensaba que lo más cercano a un palo que has estado es al palo de la escoba de tu casa!

Qué tan difícil es decir: Estaba jugando golf con un amigo y el animal no sabía cuando usar un palo de hierro o uno de madera (aclaración: yo tampoco sé cuando se usa uno u otro pero sé que en el Wii Koopa mete unos mameyazos con el de hierro, por lo tanto ese ha de ser el bueno).

Me da la impresión que entre más amigos y conocidos tenga con nombres pomposos voy a ser mejor persona, o al menos van a poder decir que me rozo con la crema y nata de la sociedad Guatemalteca y hará un “upgrade” en mi estatus social de “simple gato chapín” a “gato de angora chapín” (que para efectos de origen los dos son chapines y gatos).

Lo que ha todos estos “alto-alcurnianos” se les olvida es que sus amigos con apellido pomposo, aclaro que no en su mayoría, son descendientes de todos los extranjeros que vinieron huyendo de sus países después de alguna guerra porque eran perseguidos por crímenes de lesa humanidad y que lo más lejano que pueden rastrear su “linaje” es a Cobán!

Por qué no dicen lo mismo cuando se refieren a su amigo de toda la vida que su apellido es López? Qué tiene Wolderne… no se qué jodidos que no tenga López, aparte del apellido pomposo de dudosa denominación de origen?

Cuándo van a aprender que se les aprecia por las personas que son ellos, no por la colección de apellidos extranjeros que tienen en su “iPhone” (por cierto… Android rules!)